RESEÑA: OVERKILL THE GRINDING WHELL

No podíamos terminar la semana sin  una reseña por parte de nuestro colaborador Daniel Iglesias, esta vez le llegó el turno a los legendarios Overkill.

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Son ya mas de 30 años de carrera lo que llevan Overkill al pie del cañón con su dosis de thrash metal, parece que los años no pasan para ellos y siguen facturando trabajos de gran calidad a pesar de su dilatada carrera.

En ciertas ocasiones me pregunto cuando se proclamo aquel famoso “Big Four”, formado por Metallica, Megadeth, Slayer y Ántrax como Overkill se quedaron de este combo de grupos denominándose los grandes cuatro grupos del thrash, obviando a los propios Overkill y a otros grandes grupos del género como Sodom, Kreator, Tankard etc.

Los de New Jersey son una de mis debilidades y a lo largo de los años nos han ido regalando himnos que permanecerán dentro de la historia de este estilo, y como destaqué arriba a pesar de pasar los años esa fuerza, esas ganas y esa forma de interpretar sus canciones ha ido ganando consistencia a cada disco que nos han ido ofreciendo.

The grinding Wheel es su décimo octava obra de estudio y antes de desgranar lo que el contiene me gustaría destacar también que a mi modo de ver, nos encontramos ante una de las bandas de thrash que mejor ha sabido mantener su esencia dentro del género, parece que nos encontramos ante un disco que perfectamente podríamos encajarlo en cualquier época de su discografía y no desentonaría para nada.

Mean, Green, Killing Machine es la elegida para abrir el disco, un puñetazo encima de la mesa, un cañonazo de thrash metal de la vieja escuela iniciando  en la que nos demuestran que han vuelto por la puerta grande, ligeros toques groove que no desentonan, una gran canción para adentrarnos en su nueva obra.

Seguimos con Goddamm trouble otro gran tema con cambios de ritmo constantes, la voz de Bobby regalándonos estrofas con mala leche, las guitarras sonando atronadoras y como en todo el álbum cabe destacar la línea de bajo que da mucha presencia a las canciones y es que Verni es uno de los maestros dotando al instrumento de un sonido metálico muy difícil de encontrar en otra banda.

La siguiente en aparecer es “Our finest hour”, melodía y fuerza por igual, la combinación de guitarras perfectas nos hacen escuchar uno de los mejores temas del disco, los riffs se suceden incesantemente apoyados por una batería atronadora que hace que retumben nuestros oídos.

“Shine on” es la canción perfecta para un directo, un tema que invita a saltar con un ritmo muy marcado y machacón, muchas reminiscencias a los primeros años de la banda, una de esas canciones que estás deseando oír en un concierto.

¿Pensabais que la tralla paraba?, pues estáis equivocados. “The long road” otro trallazo de canción que nos hace preguntarnos en que época estamos, parece que estemos escuchando los primeros discos de Overkill, pero con la producción actual. Velocidad, cambios de ritmo constantes y un gran solo de guitarra.

“Let´s all goes to the Hades” es el siguiente tema, nos hace recordar las últimas obras de los americanos, una canción pesada, con un ritmo muy marcado por la línea del bajo, quizás podríamos decir que dado que en este trabajo Overkill han querido hacernos regresar a su primera época, este tema desentone un poco dentro de él.

Volvemos a la senda del thrash metal old school con “Come heavy”, otro tema pensado por y para el directo, ramalazos heavies por doquier, riffs agresivos, una de las mejores del disco.

Seguimos en la misma tónica con otro de los mejores temas del disco “Red white and blue”, mezclando velocidad, fuerza, agresividad y un tono oscuro que dota a la canción de un aire apocalíptico impagable, coros acompañando la voz principal, todo ello combinado a la perfección, una canción absolutamente destroza cuellos.

Llegamos al final del disco con “The Wheel” y “The grinding Wheel”, es un final del disco en el que nos han querido demostrar como mezclar dos formas de ver el thrash, en la primera de ellas en su vertiente mas cañera, como en los viejos tiempos, mucha rabia y fiereza, para luego dar paso a esa otra forma mas moderna de interpretar el estilo, mezclando oscuridad, tintes épicos, en un tema muy denso y complejo que nos hace comprobar la versatilidad de estos músicos.

Estamos ante un gran disco, muchas bandas de hoy en día soñarían con parir algo así, muchos años, muchos conciertos a sus espaldas y la especial voz de Ellsworth sigue haciéndonos disfrutar como el primer día, acompañada del incombustible Verni al bajo, todo ello combinado con una labor encomiable a las guitarras y un trabajo espectacular en la batería.

 

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