Nuevamente nuestro colaborador Daniel Iglesias nos trae una nueva reseña, esta vez es el turno de los Alemanes Xandria puedes leerla en las siguientes lineas.
Bajo una imponente portada nos encontramos ante la nueva obra discográfica de los alemanes Xandria.
Siempre he considerado a esta banda como menospreciada por gran parte del público metalero, viviendo en las sombras de otros grandes grupos como Nightwish, pero facturando lanzamientos de alto nivel a pesar de sus idas y venidas dentro de su formación, causa por la cual no han podido asentarse dentro de una escena tan plagada de grupos de su mismo estilo.
Quizás esa estabilidad que han conseguido con su tercer disco con Dianne a la voz, la que ha provocado que durante sus últimos lanzamientos su nivel haya alcanzado niveles muy altos culminado con el trabajo con el que ahora nos encontramos, en el que bajo mi punto de vista nos ofrecen su mejor obra.
Partiendo siempre de su base de metal sinfónico, con unas colaboraciones muy acertadas y sobre todo una producción muy buena en la que han conseguido unir todo lo mejor de todas sus obras anteriores, nos encontramos ante un trabajo extenso en su duración pero que para nada se hace largo, ya que cada con cada canción que escuchas, te hace tener ganas de seguir oyendo mas.
El disco se abre con “The Heart is home”, un inicio pausado a modo de introducción instrumental nos sumerge de lleno en un tema made in Xandria, guitarras potentes marcando una base rítmica muy destacable, además de que ya desde el principio podemos comprobar como la voz de Dianne ha mejorado considerablemente, llegando a notas mucho mas altas y dotando a cada tema de una sonoridad increíble, sin duda un gran inicio para el álbum.
La segunda en aparecer es “Death to the holy”, seguimos en la misma línea que la anterior, un tema con mucho carácter y mucha fuerza, como queriendo demostrar que están aquí por méritos propios, y que han llegado para quedarse de manera definitiva entre los grandes. Las guitarras suenan genial, todo encaja a la perfección, la batería atrona y de fondo aparecen timidamente las influencias folk de sus primeros trabajos.
Seguimos con “Forsaken Love”, un tema en el que la inclusión de la gaita haga que me vengan a la mente los últimos trabajos de los finlandeses Nightwish, no deja de ser una gran canción que va ganando en fuerza según avanza.
A continuación aparece la canción que nos presentaron como adelanto de su nueva obra “Call of destiny”, con ella volvemos a la senda mas sinfónica de la banda, coros por doquier desembocando en un estribillo memorable que se te queda grabado en la mente, uno de los mejores temas del disco, con un videoclip también digno de mención.
“We are murderers” con la colaboración de Björn Strid de Soilwork, es la canción en la que se alejan más de su estilo clásico, nos encontramos ante un tema con una base muy heavy, ambas voces combinan muy bien, forzándose al máximo para brindarnos el que para mi es su tema más extremo dentro de su discografía.
Volvemos a la calma con “Dark night of the soul”, el piano y la dulce voz de Dianne casi susurrante por momentos nos encaminan a una majestuosa canción, en la que se van añadiendo instrumentos paulatinamente y que podría ser considerada como la balada del disco.
Llegamos a la séptima canción “When the walls came down (Heartache was born)”, volvemos a sumergirnos en ese metal sinfónico que tan bien practican, guitarras agresivas que dotan de una base muy potente al tema, todo ello apoyado por un estribillo de nuevo muy pegadizo.
Aparece en escena “Ship of Doom”, la canción mas festiva del grupo, ideal para no parar de saltar y bailar al escucharla en directo, genial la colaboración de Ross Thompson de la formación Van Canto, elementos folk se encargan de transportarnos a melodías celtas, la idea de esta colaboración vocal hace que nos demos cuenta de hasta que punto han cuidado todos los detalles en este álbum, una canción que en directo se hará fija en su repertorio.
Maravilloso tema el que nos encontramos de nuevo, “Céilí”, un tema instrumental que auna todo lo mejor de su carrera discográfica, estamos ante otra joya mas dentro de este disco, nunca he sido muy amante de los temas instrumentales pero he de reconocer que este es un auténtico lujazo.
Encaramos la recta final del disco con la décima canción, “Song for sorrow and woe”, la voz de Dianne se nos muestra de nuevo a un nivel excepcional, con registros muy altos, en otra buena composición dentro de su estilo, quizás el tema que menos me ha convencido dentro del redondo.
Otra excelente colaboración en “Burn me”, con Zaher Morgaty de Myrath, un tema muy muy alegre, las dos voces combinan a la perfección llevándose todo el protagonismo, aunque sin desmerecer en absoluto la labor de sus compañeros con una labor compositiva inmensa.
La penúltima canción es “Queen of hearts reborn”, una guitarra acústica nos introduce el tema junto con la inconmensurable voz de Dianne, cuando parece que esa va a ser la tónica durante la canción, todo se vuelve mas reconocible para llevarnos a pasajes en los que nos encontramos de nuevo con los Xandria mas clásicos, a destacar también el final del tema que nos retorna a su inicio pausado.
Llegamos al final con el tema que da nombre al disco “ A theater of dimensions”, esta vez con la colaboración de Henning Basse de Firewind, un tema muy extenso.
Definirlo se me hace complicado, es como un resumen de todo lo anterior en unos 14 minutos de duración, podemos encontrar retazos de todo lo anteriormente escuchado durante este tema, y que todo encaje perfectamente para ofrecernos el tema mas complejo del disco, pero que pone la guinda del pastel.
Estamos ante la mejor forma posible para cerrar un disco de este calibre, un tema que nos deja con ganas de mas, y eso a día de hoy es complicado en trabajos de este estilo.
Estamos ante lo que creo va a ser uno de los mejores discos del año dentro del género, espero poder disfrutar de estas composiciones en directo, y ver si son capaces de plasmarlas sobre un escenario con el mismo nivel que en el estudio.
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